Oí una vez decir a un tenista que su éxito en la pista radicaba en imaginarse que la pelota que le lanzaba su contrincante venía incandescente, por lo que ponía todo su empeño en que estuviera en su campo el menor tiempo posible, devolviéndosela con la mayor rapidez para que se quemase el otro.
Pues no estamos nada más que en el entrenamiento del partido y ya comienza el primer contrincante a lanzar la primera pelota incandescente al adversario: ahora se nos dice que no se nos van a desinfectar los colegios cuando comience el curso en septiembre; que lo haga la Junta. Y ya estamos todos expectantes a ver cómo devuelve esa pelota el otro contrincante.
El público lo componemos profesorado, alumnado, personal no docente y padres y madres de los colegios públicos de Badajoz y las gradas están abarrotadas. Todos preparados para mover la cabeza hacia la izquierda... hacia la derecha... siguiendo siempre la pelota con la vista, para ver quién gana el punto.
El asunto no tendría la mayor trascendencia y se quedaría en un mero espectáculo de diversión, donde cada cual animaría a su jugador favorito, si no fuera porque, además de público, los espectadores también estamos implicados en el juego. Es más, es nuestra salud la que está en juego. Y a nadie nos gusta que se juegue con ella.
No parece de recibo que, con la que está cayendo, no se tome el tema de la desinfección de los colegios con cierta seriedad, sino más bien como un arma arrojadiza, utilizando el factor económico como único argumentario y con mucha, muchísima frivolidad.
Inmersos como estaremos en breve en la elaboración de planes de contingencia para el inicio del próximo curso escolar, bueno sería que el asuntillo de la desinfección se resolviese cuanto antes, pues todos esos planes que vamos a elaborar tienen como base la presunción de la desinfección diaria de las aulas tras su uso. Si no va a ser así, ¿para qué estamos entonces rompiéndonos el coco pensando en desdobles, entradas y salidas escalonadas, toma de temperatura, adecuación de espacios, multiplicación de recreos, compra de mascarillas, instalación de dispensadores de jabón y demás parafernalia? O se resuelve lo de la desinfección o no merece la pena seguir ideando protocolos que, por cierto, no son nada fáciles ni de idear ni de poner en práctica.
El asunto tiene su miga, si uno se para detenidamente a pensarlo. Más bien pareciera una broma de mal gusto en lugar de la sesuda reflexión que se debiera hacer sobre un problema de salud pública.
Y mientras tanto, la pelota incandescente va camino del otro campo, donde el otro contrincante la espera: a ver si logra sorprendernos con un revés listado que dé el punto por terminado, a ver si acaso.
Pensándolo bien, a lo mejor el problema está en la incandescencia de las pelotas y sería bueno cambiarlas por otras. ¿No será eso, una cuestión de pelotas?
Que lástima que sea así, pero querido amigo, esto es lo que hay; una vez más los equipos directivos,con el director a la cabeza tendrán que derrochar generosidad y disponibilidad para el bien de la comunidad educativa. Gracias por tus reflexiones
ResponderEliminarComo siempre, pin, pan, pero ahora la cosa es muuuucho mas seria, ver para creer, y todos los demás a expensas de lo que decidan los mandamas.
ResponderEliminarEl problema radica en que todas estas "pelotas"no contemplan la educación como un elemento fundamental para el desarrollo de toda una ciudadanía.
ResponderEliminarHemos abierto bares, organismos oficiales limpios, como debe ser, pero las escuelas.... esas no. No sea que el personal aprenda y tenga criterio propio y, de pronto, quiera cambiar de pelotas, como en el tenis.
Tu símil "incendiario" es perfecto para descibir la situación que se nos echa encima en septiembre. No sólo somos nosotros quienes nos tenemos que estrujar el cerebro para aportar ideas a una Administración Educativa
ResponderEliminarque, no seamos ilusos, nos ofrece esa "colaboración " no porque sea un derroche de espíritu colaborador, sino porque no tiene ni puñetera idea de cómo afrontar el reto.
Ahora se ponen a pelearse la administración local con la regional y, como de costumbre cuando estás en medio de una pelea, las bofetadas no se las lleva ninguno de los contrincantes, sino el que sufre a los dos a la vez.
Luego daremos discursos grandilocuentes sobre la importancia de la Educación y , los que tenemos ya la cara colorada por las bofetadas que nos han caído desde uno y otro lado, con un poquito de suerte, una palmadita en la espalda. Quizás vaya siendo hora de plantearnos y decir:" hasta aquí hemos llegado ".
Ya tengo mi dispensador de lejía disuelta con agua.
ResponderEliminarAhora necesito puntería para darle a "la pelota".
Quise decir "plantarnos", perdón.
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